lunes, 7 de noviembre de 2016

Mito y leyenda del achique

La   Achique
     En un tiempo de gran hambruna, unos campesinos que tenían dos hijos pequeños, viéndolos sufrir por el hambre y enloquecidos por la proximidad de la muerte, decidieron meterlos en una bolsa y arrojarlos a un barranco. La bolsa se atracó en un árbol seco y los niños, ya salvos, comenzaron a subir el es carpe del barranco. Caminando llegaron a casa de la Achiqué, vieja bruja del monte que los recibió con aparente bondad.
Después.de darles de comer, dispuso los hermanos durmiesen separados.
Al alba la niña sintió débiles quejidos y suponiendo que fuese su hermano.
Inquieta la niña se levantó sin hacer ruido y pudo ver como la bruja intentaba descuartizar a su hermano con una cortadera.
Sin perder tiempo, cogió la chiquilla un puñado de ceniza y el echó a los ojos de la bruja y mientras esta corría a lavarse al puquial desató a su hermano y huyeron de prisa. Llegaron hasta un árbol donde había un cóndor.
-“Taita Rucus, ocultándonos bajo tus alas que no alcanza la Achique” – le suplicaron. Extendió sus alas el cóndor.
-“¿Auquis Rucus, has visto pasar por aquí dos niños que se me han escapado? -¡Déjame ver qué tienes bajo las alas!”
Al aproximarse la bruja se dio de aletazos e hizo caer rodando a la bruja hasta el fondo del barranco, se me han escapado".
"Aquí sólo están mis crías", dijo la zorra.
Los niños siguieron su marcha y al atardecer, fatigados de tanto correr, llegaron a la madriguera de una zorra y los ayudó. Al anochecer llegó la bruja.
-“Vieja Atoj, dijo, de seguro aquí están escondidos dos niños que se me han escapado”.
-“Aquí sólo están mis crías”, dijo la Zorra.
Tanto fastidió la bruja que la zorra la espanto. Huían, huían los niños. Tras ellos de nuevo los seguía la bruja tirándoles piedras. –“Cordero, corderito, dijo la niña, mira que la bruja ya nos alcanza, no dejes que nos llegue a tocar” - le dijeron al animalito que descansaba y el corderito les dio una soga donde los niños subieron hasta una nube muy alta.
La bruja llegó al sitio y al ver la soga colgando del cielo y los niños en lo alto comenzó a subir. Ya muy arriba apareció entre la bruja y los niños un pericote de la cuerda. En realidad el pericote roía la soga.
De pronto la cuerda se rompió y desde lo alto se vino abajo la bruja.
-Pampallampa, Pampallampa, gritaba la vieja mientras caía. ¡Pampallampa! Y cayó despanzurrada en medio del llano.
Arriba seguían subiendo los niños al país de las nubes. La soga se mecía en el cielo como un inmenso tallo.

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